Sunday, August 27, 2006

Los sepultureros de la verdad

MEMORIA HISTÓRICA.

Los sepultureros de la verdad

Carlos Guevara Mann

Algunos perredistas que están a favor de la construcción del tercer juego de esclusas (hay muchos que la adversan) han sostenido que los mismos que se opusieron a los tratados de 1977 se oponen hoy el proyecto de la ACP-PRD. Aducen, además, que los que adversaron los tratados de 1977 cometieron un grave error, lo mismo que quienes ahora adversan la propuesta del tercer juego de esclusas. Merece la pena estudiar esas aseveraciones propagandísticas que intentan desvirtuar la posición patriótica que muchos panameños asumieron en 1977, de oposición a los convenios de ese año.

El Tratado del Canal de Panamá y el Tratado de Neutralidad surgen de las negociaciones que son resultado de los incidentes de enero de 1964, en los que los sectores nacionalistas panameños exigieron la nacionalización del Canal, su neutralización y el pronto desmantelamiento de las bases militares estadounidenses.

En 1977, después de nueve años de dictadura atroz, con su corolario de torturas y desapariciones, Omar Torrijos presentó al pueblo panameño dos tratados. Uno, el Tratado del Canal de Panamá, prorrogó el control de la vía acuática por Estados Unidos hasta 1999 (un término fijo que ya habíamos conseguido en los proyectos de 1967), legalizó la presencia militar estadounidense en Panamá (que era reclamada de ilegal desde principios del siglo XX por el nacionalismo panameño) y convirtió al país en territorio ocupado por Estados Unidos y la Guardia Nacional, luego Fuerzas de Defensa.

Después de nueve años de propaganda supuestamente revolucionaria, seudo liberadora y pretendidamente tercermundista, el segundo instrumento, el Tratado de Neutralidad Torrijos-Carter —a perpetuidad— permite a Estados Unidos el paso expedito de sus buques de guerra por la vía acuática, autoriza la participación estadounidense en la determinación de los peajes del Canal, permite la negociación de bases militares después del año 2000 y autoriza la intervención militar de Estados Unidos en Panamá en caso de que, a juicio de Washington, la seguridad o integridad de la vía acuática corran peligro.Un patriota con memoria histórica, defensor de los postulados de 1964 y respetuoso del Derecho Internacional y la trayectoria nacionalista panameña, tenía el deber de votar "No" en el plebiscito y aún hoy debe sentirse incómodo por la vigencia del Tratado de Neutralidad Torrijos-Carter, que modernizó el enclave y que nos legó Omar Torrijos, conjuntamente con la enorme deuda pública y las decenas de tumbas anónimas en los cuarteles de la dictadura.Como lo señala el finado Julio E. Linares en su libro sobre el Tratado de Neutralidad Torrijos-Carter, el plebiscito de 1977 fue fraudulento. Votaron más panameños de los que se registraron en el padrón electoral de las elecciones siguientes y los votos los contó el hermano del jefe del G-2, Manuel Antonio Noriega (inspirador y líder de quienes están hoy en el poder). Como ahora, todo el engranaje gubernamental se empleó para promover la aprobación de los tratados, en perjuicio de la opinión de los panameños que valientemente se opusieron a los textos firmados por Omar Torrijos.

Plantear la tesis de que los que se opusieron a los tratados de 1977 desde una posición patriótica cometieron un grave error es desconocer el elevado nacionalismo de individuos como Arnulfo Arias Madrid, Guillermo Endara Galimany, Ricardo Arias Calderón, I. Roberto Eisenmann, Otilia Arosemena de Tejeira, Mario Galindo, Miguel J. Moreno, Carlos Iván Zúñiga, Julio E. Linares, Diógenes Arosemena, Leopoldo Aragón Escalona, Miguel Antonio Bernal, Fabián Echevers y Ricardo Alberto Arias, entre miles de panameños.El absurdo alegato de algunos de los que promueven el "Sí" se desmorona con la comprobación de que varios de los que en 1977 aprobaron los tratados, como Illueca y Manfredo, hoy se oponen al proyecto de la ACP-PRD y varios de los que se opusieron a los tratados de Torrijos —entre ellos algunos de los arriba señalados— son partidarios de dicho proyecto. La campaña perredista en favor de tratados antinacionales como el Torrijos-Carter y de Neutralidad retrata de cuerpo entero a sus expositores como falsarios de la historia.

El autor es catedrático de Ciencias Políticas y consultor internacional.

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