Advertencias sobre lo que sucede en el canal
Eduardo A. Esquivel R. ing.
consultor agroforestal
La Prensa, 1 de septiembre de 2009
Ya se han vertido muchos comentarios sobre la reciente “licitación” de la ampliación del Canal, llamada “el premio gordo de la ampliación”, por algunos medios. Leo con interés el artículo del Lic. Mora Rangel en la “Página del Lector”( La Prensa , 28/8/2009), donde expresa que “le asaltan nuevas preocupaciones” sobre esta adjudicación. Le diré que, desde el año pasado, cuando se supo que CUSA, la empresa de la familia Alemán, participaba en la licitación, a través de una empresa formada ad hoc para este negocio, llamada “Grupo Unidos por el Canal”, aposté a mis colegas que esta empresa sería la ganadora sin ninguna duda.
Por supuesto: ¡Nadie me aceptó la apuesta! Era la crónica anticipada de una licitación ganada. Hemos visto que la ACP se ha preocupado mucho, antes y después de la licitación, en “explicar” la transparencia de la licitación, en espacios pagados en los medios. La propia insistencia en esta “explicación” pública es sospechosa, ya que si todos e hizo con honestidad y transparencia no hay nada que explicar. Pero, humildemente creo que la transparencia de esta licitación no es más que un hábil truco de ilusionista de salón. Hay indicios alarmantes en este sentido. Uno de ellos, quizás el más importante del proceso, es la participación de las otras empresas rivales de Unidos por el Canal. Una vez, un empresario conocido mío, supo de una licitación pública importante.
Lo primero que hizo fue ponerse de acuerdo con el funcionario clave que manejaba el asunto para que se seleccionaran otras dos empresas específicas para la licitación final. Segundo, se puso de acuerdo con estas empresas rivales, para que participaran de “relleno” en la licitación, pero ofreciendo un precio ligeramente mayor. A cambio les dio una compensación monetaria importante. Veo con asombro que la ACP va a pagar, graciosamente, a las empresas que participaron de la licitación y perdieron, cerca de 15 millones de dólares. Si la ACP consideró que el proyecto presentado por estas empresas no le servía ¿Por qué les va a pagar por algo que no sirve? Otra cosa importante es, como dice el Lic. Mora Rangel.
“Licitar lo más bajo posible, para poder emparejar las cargas durante la ejecución del proyecto, sería ni más ni menos una vulgar estafa”. De hecho: ¿Para qué se hace la licitación si después vienen las famosas adendas? Es importante que el Estado panameño, y la ACP , exija que no se dará ninguna clase de adendas ni compensaciones aparte de la suma original pactada. Sobre las empresas miembros de “Unidos por el Canal”, bueno, tienen un currículo espeluznante: una debe 16 mil millones de dólares en España; otra, en Estados Unidos, licitó un proyecto por 5 mil millones y terminó costando 15 mil millones con las adendas. La otra nunca ha construido nada parecido. Recordemos que el Canal de Panamá no pertenece a la ACP , sino al Estado panameño. Y es el Estado panameño el aval de todos los financiamientos que se hagan, y todos nosotros seremos los que pagaremos si este proyecto se maneja mal.
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