Monday, September 07, 2009

"Grupo Unidos por el Canal"

"Grupo Unidos por el Canal"

Los nefastos antecedentes sobre los que se funda la ampliación del Canal de Panamá no dejan de representar un enorme peligro para la Nación panameña. Las señales, pruebas y evidencias de la tropelía con la que se impuso el proyecto de ampliación son abundantes. El sólo análisis de lo que se trató de imponer con la nefasta Ley 44, echada abajo fundamentalmente por la lucha del campesinado organizado, revelaría nefastas ambiciones de poderosos clanes económicos que venden ilusiones con el proyecto de ampliación del Canal, mientras ellos, se enriquecen a la velocidad de cohete.

Alberto Alemán Zubieta, renunció a la presidencia de Constructora Urbana S.A. (CUSA), un negocio familiar que ha pasado a ser, muy probablemente, la compañía constructora más importante en el país, una vez que fue nombrado como administrador del Canal de Panamá.

CUSA ganó la primera licitación (para la remoción de tierras) en el proyecto de ampliación del Canal. Anteriormente la misma compañía había ganado otras licitaciones para obras de mantenimiento del mismo Canal.

En los medios se ha reportado que, el “Grupo Unidos por el Canal construirá el nuevo juego de esclusas por 3,118,880,001.00 millones de dólares”. ¡Que casualidad!, ¡que sorpresa!, CUSA, Constructora Urbana S.A. forma parte del recién nacido “grupo unidos por el Canal”. Según se informa la ACP le ha otorgado, en un “TRASNPARENTE” proceso de licitación, el más prístino, limpio, pulcro, glorioso, inmaculado que se haya dado en toda la historia de la humanidad y antes de ella, la licitación para la construcción de el nuevo juego de esclusas. ¡Que vaina!

Ahora el mismo y más interesado afirma que nada tiene que ver que el actual Administrador de la Autoridad del Canal (ACP), Alberto Alemán Zubieta, con Constructora Urbana S.A. (CUSA). Debemos entender -dejando cualquier sospecha de intereses cruzados o de conflicto de intereses a un lado- que no tiene nada de malo, ni representa falta a la ley o a la ética, pasar, de ser Presidente de una compañía familiar de construcción (CUSA), a ser el Administrador del Canal (ACP).

Para que quede claro –eso sí, según la opinión de la persona más interesada y directamente involucrada en el tema-, que la compañía en cuestión, (CUSA), gane muchas y la más importante licitación en el multimillonario proyecto de ampliación del Canal, “no debería causar ninguna suspicacia”.

El mismo administrador lo ha explicado a La Estrella de Panamá, en una noticia publicada el 9 de julio de 2009: “Para el administrador de la ACP, Alberto Alemán Zubieta, no debería causar ninguna suspicacia el hecho de haber sido accionista de CUSA y que su primo, Rogelio Alemán, sea el actual presidente de esa empresa.

Al concluir el acto de apertura de sobres, Alemán Zubieta señaló que se retiró de CUSA hace 14 años cuando asumió su cargo en la ACP y que en 2005 vendió las acciones que le quedaban.

Sólo entonces CUSA empezó a participar en licitaciones del Canal.”

¿Se imaginan ustedes al administrador de la Autoridad del Canal de Panamá, al mismo tiempo, como presidente de una compañía constructora, que además empieza a descollar en el mercado nacional ganando licitaciones en las que se destacan trabajos para el Canal de Panamá? Nosotros no lo imaginamos, de allí que renunciar a la PRESIDENCIA DE CUSA al asumir la administración de la ACP era una jugada lógica seguida por la venta de “las acciones que le quedaban”.

Una investigación a fondo es lo menos que debería hacer un gobierno responsable para develar los intereses y las ambiciones solapadas que están en el proyecto de ampliación del Canal. Los argumentos y las denuncias planteadas, desde antes de la imposición fraudulenta del proyecto, vienen a complementar los nuevos argumentos y justificadas SOSPECHAS que asoman la cara a pesar de la publicidad y la cuantiosa inversión en imagen que realiza la ACP.

Héctor Endara Hill
hector@panamaprofundo.org

02.09.2009

Advertencias sobre lo que sucede en el canal

Advertencias sobre lo que sucede en el canal

Eduardo A. Esquivel R. ing.
consultor agroforestal

La Prensa, 1 de septiembre de 2009

Ya se han vertido muchos comentarios sobre la reciente “licitación” de la ampliación del Canal, llamada “el premio gordo de la ampliación”, por algunos medios. Leo con interés el artículo del Lic. Mora Rangel en la “Página del Lector”( La Prensa , 28/8/2009), donde expresa que “le asaltan nuevas preocupaciones” sobre esta adjudicación. Le diré que, desde el año pasado, cuando se supo que CUSA, la empresa de la familia Alemán, participaba en la licitación, a través de una empresa formada ad hoc para este negocio, llamada “Grupo Unidos por el Canal”, aposté a mis colegas que esta empresa sería la ganadora sin ninguna duda.

Por supuesto: ¡Nadie me aceptó la apuesta! Era la crónica anticipada de una licitación ganada. Hemos visto que la ACP se ha preocupado mucho, antes y después de la licitación, en “explicar” la transparencia de la licitación, en espacios pagados en los medios. La propia insistencia en esta “explicación” pública es sospechosa, ya que si todos e hizo con honestidad y transparencia no hay nada que explicar. Pero, humildemente creo que la transparencia de esta licitación no es más que un hábil truco de ilusionista de salón. Hay indicios alarmantes en este sentido. Uno de ellos, quizás el más importante del proceso, es la participación de las otras empresas rivales de Unidos por el Canal. Una vez, un empresario conocido mío, supo de una licitación pública importante.

Lo primero que hizo fue ponerse de acuerdo con el funcionario clave que manejaba el asunto para que se seleccionaran otras dos empresas específicas para la licitación final. Segundo, se puso de acuerdo con estas empresas rivales, para que participaran de “relleno” en la licitación, pero ofreciendo un precio ligeramente mayor. A cambio les dio una compensación monetaria importante. Veo con asombro que la ACP va a pagar, graciosamente, a las empresas que participaron de la licitación y perdieron, cerca de 15 millones de dólares. Si la ACP consideró que el proyecto presentado por estas empresas no le servía ¿Por qué les va a pagar por algo que no sirve? Otra cosa importante es, como dice el Lic. Mora Rangel.

“Licitar lo más bajo posible, para poder emparejar las cargas durante la ejecución del proyecto, sería ni más ni menos una vulgar estafa”. De hecho: ¿Para qué se hace la licitación si después vienen las famosas adendas? Es importante que el Estado panameño, y la ACP , exija que no se dará ninguna clase de adendas ni compensaciones aparte de la suma original pactada. Sobre las empresas miembros de “Unidos por el Canal”, bueno, tienen un currículo espeluznante: una debe 16 mil millones de dólares en España; otra, en Estados Unidos, licitó un proyecto por 5 mil millones y terminó costando 15 mil millones con las adendas. La otra nunca ha construido nada parecido. Recordemos que el Canal de Panamá no pertenece a la ACP , sino al Estado panameño. Y es el Estado panameño el aval de todos los financiamientos que se hagan, y todos nosotros seremos los que pagaremos si este proyecto se maneja mal.

Otra vez sobre el Canal...

Otra vez sobre el Canal...

Marcos A. Mora Rangel
economista

La Prensa, 28 de agosto de 2009

En dos ocasiones anteriores, por este mismo diario, me he referido al tema del Canal. De ambos escritos “Sigámosle la pista al Canal” y “Procuremos el consenso”, el último me mereció la llamada y felicitación de un distinguido miembro de la familia Fidanque. A raíz del artículo “ La ACP debe ser más precavida”, del Ing. Carlos Rangel ( La Prensa , 22/8/2009), me asaltan nuevas preocupaciones.

Si bien no me asustan las voces que hablan de conflictos de intereses, sí me pone a temblar las posibilidades de que este magno y necesario proyecto se convierta en el dolor de cabeza para las presentes y futuras generaciones de panameños. La situación financiera de las empresas líderes del consorcio ganador, aunado a las debilidades técnicas que han señalado algunos de los concursantes luego de concluidos los actos, debe poner al más osado de todos los mortales con la carne de gallina. Las aseveraciones del Ing.

Alemán, de que al primer semestre de este año Sacyr y Vallehermoso han reportado 600 millones de utilidad y han comenzado a saldar su deuda de 16 mil millones de dólares con la venta de activos, por el nivel de sus compromisos y el tipo de empresa, no me tranquilizan para nada. Recomiendo al Gobierno en general, y a la ACP , en particular, que este tema sea analizado y coordinado por un equipo interdisciplinario del más alto nivel que incluya entre otros a la SPIA , a los colegios de abogados y economistas, técnicos y especialistas jubilados del Canal, etc.

La ampliación del Canal es la obra de la cual dependerá el país para los próximos años y la responsabilidad por la situación que hoy se afronta no puede recaer en el sentimiento y en el olfato de un determinado funcionario. Los que sin ser ingenieros, por cierto tiempo hemos estado ligado a proyectos de esta disciplina, sabemos que operan como anteproyectos de ley, llevados al Legislativo. Sabemos cómo entran, pero no podemos asegurar cómo terminan, aparte de los consabidos “camarones”.

Es necesario que se sepa de antemano cuál sería el límite máximo al que se puede extender el contrato suscrito y por qué tipo de consideraciones. Hay un riesgo que debe ser asumido por la ACP y otro por el consorcio ganador. Licitar lo más bajo posible, para esperar emparejar las cargas durante la ejecución del proyecto, sería ni más ni menos una vulgar estafa. En Panamá tenemos ejemplos de este tipo. En el Proyecto de Laguna Alta se licitó la compra de un volumen dado de agua y en el proceso de suscripción del contrato se aumentó dicho volumen, con lo cual, por economía de escala, le disminuyó el costo de producción al ganador, afectando al resto de los participantes. Todos, absolutamente todos, debemos apoyar a que la ACP conduzca a buen puerto el proyecto de ampliación del Canal.